La pandemia ha provocado un cambio substancial en la adopción acelerada del trabajo desde el domicilio particular. Sin ir más lejos, durante el segundo trimestre de 2020, coincidiendo con el estricto período de confinamiento, el 16,2% de los empleados españoles (3.015.200), trabajaron desde su casa más de la mitad de los días. Sin embargo, la vuelta al trabajo presencial se ha consolidado durante el tercer trimestre de este año. Según datos del informe sobre los Indicadores del teletrabajo publicado por el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación digital, durante este período cerca de 1,6 millones de personas trabajaron desde el domicilio, lo que supone un 8% de los trabajadores en activo. Pese al descenso, actualmente el teletrabajo sigue siendo casi el doble del registrado antes de la pandemia, que era del 4,8% en diciembre de 2019.
Disponibilidad de espacio en una vivienda
Hay una serie de retos a los que debe enfrentarse el teletrabajo si se quiere convertir no sólo en un modelo alternativo al trabajo presencial, sino en el dinamizador de todo un proceso de transformación de la sociedad. En este sentido, según datos del Informe sobre el teletrabajo en España 2021, elaborado por Ranstad Research, el 41,5% de las viviendas españolas, no son adecuadas para el teletrabajo, porque no disponen de una habitación no utilizada como dormitorio que pueda habilitarse como despacho u oficina, una situación que no sólo redunda negativamente en la productividad de los trabajadores, sino también en sus posibilidades de conciliar la vida familiar con la laboral.
El informe revela que, a nivel autonómico, Extremadura (69,9%), Castilla y León (65,6%), y Galicia (64,4%), cuentan con una mayor oferta de viviendas adecuadas para teletrabajar , mientras Cataluña ocupa la sexta posición, con un 62,7% de viviendas.
Las grandes capitales pierden peso relativo en la compraventa de viviendas
El estudio también resalta, que los tamaños de las viviendas actuales y su adecuación para el teletrabajo, pueden llevar a muchas personas que trabajan en remoto a mudarse a viviendas de mayor tamaño, lo que resulta más asequible a medida que aumenta la distancia de los principales centros urbanos. ‘La pandemia y la consolidación del teletrabajo, han impulsado nuevas tendencias que la ciudadanía solicitada, destacando las viviendas situadas fuera de los grandes centros urbanos, con preferencia por los inmuebles unifamiliares o plurifamiliares, con amplias terrazas y espacios comunes’, señala María Andreu, socia directora de la inmobiliaria santcugatense Feliu Franquesa, que añade que Sant Cugat del Vallès, gracias a su proximidad con Barcelona, a su envidiable entorno natural, ya su oferta de equipamientos de primer nivel ‘la convierten en una ciudad privilegiada para vivir’.